Las Universidades, tanto públicas como privadas, son instituciones que manejan una gran cantidad de datos confidenciales: nombres, direcciones, números de identificación, datos académicos, datos económicos… Por ello, la destrucción confidencial en Universidades es fundamental para cumplir con la legislación vigente.
El tratamiento de datos en estas entidades se centra en la gran cantidad de información que recogen sobre sus alumnos y profesores. De hecho, en los últimos años han surgido interesantes debates en torno, por ejemplo, a la forma de publicar las notas para mantener la confidencialidad de los datos.
Este debate es solo una muestra de lo delicados que pueden ser los datos que se tratan en las universidades. Por ello, cuando estos datos dejan de ser útiles, deben ser destruidos de forma correcta mediante la destrucción confidencial en Universidades.
Destrucción confidencial en universidades
Para cumplir con la normativa vigente (tanto el RGPD como la nueva LOPD española) es muy importante que cuando los datos confidenciales ya no son útiles, se produzca su destrucción de forma confidencial.
Hoy en día, en la era del 2.0, los datos no se encuentran solo en soporte documental, sino que también se encuentran dentro de dispositivos informáticos o electrónicos. Por eso, a la hora de realizar la destrucción confidencial en universidades, debemos tener también en cuenta la destrucción segura de discos duros.
La mejor opción para las universidades, tanto públicas como privadas, es contratar una empresa certificada de destrucción confidencial, para realizar estas tareas. De esta forma, podrán acreditar ante las autoridades competentes, que cumplen con la legislación vigente.
DCD es la empresa líder en destrucción confidencial en España. Para ello dispone de un sistema de trazabilidad único, con el que se pude seguir en todo momento los datos confidenciales, para asegurarse de que no se producen accesos indeseados a la información.
Los documentos o dispositivos electrónicos, que contienen los datos confidenciales, se recogen en la propia universidad y se transportan en contenedores completamente seguros y precintados hacia las plantas de destrucción.
Una vez que han llegado a la planta de destrucción, se garantiza su eliminación segura en menos de 24 horas. Una vez realizada la destrucción, se entrega un certificado de destrucción segura, para poder acreditar que se cumple con la legislación vigente.
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